26.1.06

Victoria de Hamas

Hamas ha ganado. Los peores presagios se cumplen. Retorno al abismo.

Desde la recaída de Sharon, la coyuntura en la zona ha degenerado vertiginosamente -si es que, la política del antiguo general y la muerte de Arafat le dieron algo de aliento- hacia un punto, desconcertante y abrumador: Un grupo terrorista, fanático, yihadista, islamista, teocrático, antidemocrático, antioccidental, se ha hecho con el triunfo en las elecciones legislativas de la ANP. Por mayoría absoluta. Amalgama de apoyo social, castigo a Al Fatah e influencia religiosa han sido los pilares de su victoria.La seña de identidad más fuerte-¿laúnica?-del pueblo palestino, la judeofobia, también. En Gaza, cuna del movimiento terrorista, las prestaciones sociales y la influencia en las mezquitas que tienen los seguidores del malogrado Ahmed Yasin, han sido una locomotora imparable, provocando en Cisjordania un efecto dominó gracias al descontento del electorado con la dictadura corrupta de Al Fatah.



Las voces en todo el mundo no han cesado. Desde Bush hasta Blair, pasando por Berlusconi o Solana. Infinidad de blogs se hacen eco de la noticia. La foto que publica Desde Sefarad lo dice todo y Lucrecio, sublime, que realiza un análisis de la herencia arafatiana, son los más destacables.

La política heredada de Sharon, seguridad primero, desconexiones unilaterales después, queda, después de esta pésima noticia, obsoleta. Al menos, mientras Hamas ostente la posición que le han otorgado los comicios.

A Israel le queda, lo que le ha quedado siempre. Luchar. Con todas las fuerzas posibles, contra un enémigo que solo anhela su destrucción. Sabiendo que, la primera derrota, será la última.

1 comentario:

Eli Cohen dijo...

El futuro en la zona, sin duda, nunca ha estado claro. Pero, desde hoy, está más difuso que nunca.

En la época de terrorismo arcaico de la OLP, los dirigentes palestinos querían echar a todos los judíos al mar, pero, al fin y al cabo, no eran fanáticos religiosos. Eran excrecencias stalinianas. Hamas tiene el odio asesino y el fanatismo de la peor de las teocracias neofeudales.

Con un ignorante o un malvado se puede negociar, con un fanático, no.