Hace unas horas dejé en Dejaboo - novedosa y adictiva red social la cual he enlazado pero aun no he comentado en este, mi blog- una reseña sobre la archiconocida novela El Código Da Vinci de Dan Brown. La copio:
Bienvenido sea...
Ahora que la película está al caer en la gran pantalla, no está demás debatir sobre lo que supuso la famosa, comercial novela.
La leí en un fin de semana -está hecha para eso- y me resultó, sobre todo, entretenida. Pensaba constantemente, en cuanto tiempo tardarían en hacer la película. Han tardado menos tiempo del que creía.
En consideraciones históricas o religiosas no entro. Lo único que me interesa es el boom que causó en las librerías y en la cantidad de críticas que provocó. No es una obra colosal, ni un hito en la novela universal, posee un lenguaje simple y facilón y una psicología y análisis pobre de cada personaje, pero supuso una herramienta para el fomento de la lectura inalcanzable por cualquier campaña de cualquier ministerio de cultura de cualquier país europeo. Causó, también, un despertar en el interés por las sociedades secretas como la Masonería o los Templarios, y un debate histórico y canónico bastante polémico.
Y, aunque infinidad de críticos la trataron como la comida basura de la literatura -en cierta manera no se equivocan-, muchos, seguro, desearían que sus libros tuvieran ese eco social.
Así, que si libros como este van a conseguir que se lea más, que afloren inquietudes culturales e históricas, bienvenidos sean...
Vuelvo a reiterar, como he replicado a los comentarios que han dejado en la reseña, que en consideraciones y sensibilidades religiosas e históricas no entro, ni tampoco he escrito que sea una buena novela. Lo único que quiero transmitir, es que, me resulta bastante simpático -y beneficioso- el hecho de que un libro despierte los índices de lectura, sobre todo en la sociedad española, amamantada por basura televisiva, falta de conciencia e inexistencia de inquietudes culturales y personales.
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