25.4.06

Día del Holocausto, ni perdón ni olvido...

Hoy, al anochecer, según establece el calendario hebreo. Hoy. 27 de nissan. Yom HaShoá, Día de Recuerdo de los Mártires y Héroes del Holocausto.

Nunca se ha establecido una fecha exacta de comienzo de la Shoá. Nadie la sabe. Puede observarse como un proceso de cientos de años que culminó en las chimeneas de los campos de exterminio, o, fechar la tragedia a partir de la ascensión de Hitler al poder, 30 Enero de 1933. Yo me quedo con la primera.

Siempre por estas fechas intento analizar nuevos hallazgos, eventos, sucesos o posturas sobre lo que supuso el Holocausto. Con los años, he ido asimilando datos y contenidos sobre el mayor crimen jamás acaecido. He llorado, temblado, rabiado, enojado y quedado absorto en cientos de ocasiones. No hay palabras, ni documentos, ni películas, que describan lo que fue la Shoá. Jamás habrá fuentes de cualquier tipo que lo detallen. La mente humana no puede formar una imagen absoluta de la represión social y legislativa, del hacinamiento inhumano y precario en guetos, de la deportación a campos de exterminio en trenes para el ganado, de la utilización de pelo para almohadas, de cenizas humanas para asfalto de carreteras, de piel para botones, de los fusilamientos masivos -en la colina de Babi Yar fueron fusiladas 300.000 personas en un par de días-, de las fosas comunes, de los ahorcamientos, de los experimentos científicos, del gaseamiento, cual insectos, de hombres, mujeres y niños -en muchos casos, los niños tenían que ser rematados por los SS al haber sobrevivido gracias a que sus madres los apretaron fuertemente a su cuerpo en un último intento por salvar la vida y poder evitar la inhalación de Zyklon B-, de la quema de los cuerpos en hornos panaderos...Del exterminio masivo de SEIS MILLONES DE PERSONAS -entre ellas UN MILLÓN Y MEDIO DE NIÑOS- por el pecado de ser judíos, con el beneplácito del mundo entero. Entero.

Fue un sacrifico con años de premeditación.

La sociedad europea, cuna del antisemitismo, llevaba acogiendo en su seno, desde tiempos inmemoriales -fechemos, para orientarnos, la Alta Edad Media- una legislación fuertemente antijudía. Egica, por ejemplo, fue pionero en la España visigoda en expropiar, por ley, los bienes a los judíos. Después vino la expulsión de Sefarad por los Reyes Católicos, los progromos en Rusia...De modo que cuando se realizan debates o foros de opinión sobre el tema, muchos intelectualoides y analistas se preguntan cómo una sociedad desarrollada como la alemana, pudo permitir semejante barbarie. Que alcancen una pequeña vista de pájaro sobre la Historia, por favor. Para el pueblo alemán, fue algo automático, normal. ¿Qué siente alguien al matar a una hormiga? Lo mismo sentían los jerarcas nazis, los oficiales de las SS, los que tenían vecinos judíos y no les importaba una mierda adonde llevaban a su vecino a la hora de comer o a medianoche, o los que acudían alegres y fervientes a los mítines de Hitler y Goebbels. En su tradición y formación, el antisemitismo estaba tan arraigado que, con que un orador demagogo y exaltado usara a la plaga judía -tenían en su cabeza la idea implantada de que los judíos eran "no humanos", eran insectos- como chivo expiatorio, ya tenían bastante para que sus conciencias quedasen tranquilas. Y sólo hablo de la sociedad alemana, qué decir de la polaca o la ucraniana, que negaron la entrada en sus países a judíos supervivientes de los campos de la muerte. Así, que nadie venga a decir que Hitler era un extraterrestre, y los europeos -si, los europeos- estaban todos hechizados. Todos los partícipes eran plenamente conscientes. Todos.

Mientras tanto, los pioneros sionistas, como Herzl o Pinsker, llevaban desde finales del siglo XIX pidiendo un hogar nacional judío para evitar la carnicería. Se produjo el exterminio. Y para lavar su mala conciencia, la comunidad internacional aprobó la partición de Palestina en un Estado judío y otro árabe. Lo que vino después, fueron constantes intentos hitlerianos -el Gran Muftí de Jersualén, líder de la comunidad árabe de Palestina, era invitado de honor de Hitler en su despacho de Berlín- de exterminio de judíos: "Echar a los judíos al mar", dijeron, -y dicen-, las naciones árabes y musulmanas. El inconveniente fue que, esta vez -y hasta hoy día-encontraron a unas cuantas personas valerosas, que estaban dispuestas a no doblegarse jamás y demostrar, arma en mano, que se acabó el daño impune a los judíos. Dispuestas a defender con su propia vida su precioso y milagroso régimen de libertades -Israel, en asedio constante desde el mismo día de su creación siempre ha sido una democracia al estilo anglosajón, y jamás ha tenido ninguna regresión autoritaria- en un oasis de despotismo y fanatismo religioso. Pero aun siguen empecinados, Hamas, Ben Laden, Ahmadineyad y la pandilla de señores de la guerra neofuedales en concluir la tarea de su referente ideológico, Adolf Hitler.

Simon Wiesenthal, el más grande de todos los judíos para mí, y el mayor héroe del siglo pasado, basó su colosal tarea en dos principios rectores fundamentales: Ni perdón, ni olvido. Y saber, por encima de estos dos principios, que el tiempo de vida que se le había otorgado, no era suyo, sino de los Seis Millones de judíos exterminados. Después de Auschwitz, el pueblo judío no sólo debe sobrevivir como tal para no perecer, Emile Fackenheim dixit, sino que debe recordar, en cada rincón de su existencia, que no hace más de cincuenta años, se orquestó su desaparición, de la forma más horrible, más inenarrable, más inhumana -hasta el hombre tenía límites- y, que si no está dispuesto a defenderse, será exterminado.

No Olvidar, es la principal tarea. Un pueblo sin memoria, es un pueblo sin futuro.

3 comentarios:

Eli Cohen dijo...

Muchas gracias Raul,

Anónimo dijo...

Shalom!

Fueron seis millones en el pasado y ni Uno solo en el futuro!

Gracias Por ese homenaje a nuestros muertos, gracias.

Y gracias a D-os por el Buen Simon, que jamas Olvido. No olvidemos, por tanto, Imitarle.

Shalom

Arieh

Eli Cohen dijo...

Muchas gracias a todos de nuevo...