13.3.11

No nos engañemos...

Podría ser entendible el silencio mediático ante un acto deplorable en un conflicto de perfil bajo en cualquier zona del mundo, debido a la ola gigantésca que ha arrasado Japón, espeluznantemente, como si de una película apocalíptica de Roland Emmerich se tratara. Al fin y al cabo, hay asesinatos y tragedias diarias que resultan invisibles para el ojo de los medios de comunicación masivos. Ahí está el ejemplo paradigmático: Darfur. Sería incluso, y apurando, excusable. Pero no lo es cuando los medios occidentales se han dedicado a dar una cobertura de proporciones jamás conocidas para cualquier otra zona del planeta. No lo es cuando hay condenas mundiales porque Israel construya casas en Cisjordania, y en cambio haya silencios mundiales cuando asesinan a judíos por el hecho de serlo.

Digámoslo, aunque sea repetitivo y duela en las conciencias: si hubiera sido un israelí el que hubiera acuchillado a una familia palestina que dormía, incluyendo tres niños y entre ellos un bebé, habríamos desayunado con las imágenes de los cadáveres mutilados y sin vida, habríamos comido con reportajes y crónicas cuidadas de cuan malos y ultratodo son los colonos judíos, y habriámos cenado con algún vídeo de artistas antisemitas -sí, qué palabra tan fea- y con concentraciones de repulsa en varias ciudades del país. No ha sido así, porque las víctimas judías, que son asesinadas, repito, por el hecho de ser judías, son invisibiles, no importan, o, para más se lo merecen por colonizar la tierra palestina. En Europa las conciencias solo se remueven cuando los judíos se defienden, no resulta simpático que un judío defienda su vida. El judío está para sufrir, y si sufre, claro está, es culpa suya.

No nos engañemos, el único obstáculo para la paz es el odio antisemita que corroe a la mayor parte de la sociedad palestina. Si los colonos y la demonizada extrema, ultra y todo lo que sigue derecha israelí lo fueran, en Israel habrían habido dos guerras civiles: cuando se descolonizó el Sinaí, y cuando de descolonizó Gaza, a punta de fusil, ambas. Pero lo que el ciudadano europeo no entiende es que Israel es una sociedad libre y democrática que lo único que quiere es vivir. No nos engañemos, lo que ha movido a los asesinos de este crimen horrendo y abominable, es lo mismo que movió a Hitler y sus numerosos secuaces. El mismo odio que lleva a disparar a niños moribundos que han sobrevivido al gaseamiento por el abrazo de sus madres en un último intento de evitar su inevitable muerte, es exactamente el mismo que lleva a acuchillar a un bebé mientras duerme. Mientras no se acabe con eso, no habrá paz.

Aquí dejo, las fotos que ningún medio de comunicación masivo en España ha publicado. Sólo los twitteros y blogueros a sueldo de los Sabios de Sión, como siempre, han servido de canal de comunicación, como la Carretera Birmania que construyó Mickey Marcus, primer general del ejército israelí, para abastecer a los judíos que resistían en Jerusalén durante la Guerra de la Independencia.

La familia Fogel asesinados cruelmente, porque eran judíos.




Aquí dejo, también imágenes más duras. Los cuerpos acuchillados y sin vida. Que en paz estén.

4 comentarios:

Guido Finzi dijo...

Hoy en día, todavía se puede morir por el mero hecho de ser judío, y no sólo en Oriente Medio, sino en cualquier parte del mundo. Me viene a la mente, sin ir más lejos, la cara de David Pearl, asesinado por idéntico motivo.

Un saludo

Santi dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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