15.3.06

¿Arte?

Hartman, el mítico sargento instructor -de mis personajes favoritos de la historia del cine- en La chaqueta metálica, le vocifera al rechoncho Recluta Patoso, que es tan feo, que podría estar en un museo de arte moderno. Y, quizás, con ese destino que le sugiere Hartman a su aspecto físico, Kubrick lo define no como horrendo, sino como incomprendido, como es -y debe ser- el arte actual. El Recluta Patoso era un incomprendido, pero también un incongruente con el lugar y el tiempo en el que se situaba, no valía para ser una máquina de matar de los marines americanos.

Respecto a lo de Santiago Sierra en Pulheim, Alemania, no sabría como definirlo o calificarlo. Si es incomprendido o no contemporiza con los tiempos, lo desconozco. Atrevido, seguro. Provocador, lo más probable, como toda la nueva generación de artistas filoexcéntricos. Lo que si me atrevería a decir es que su obra no es arte, sino un museo viviente. Está escenificando, o lo intenta, de la forma más cruda y real posible, una cámara de gas. El problema -el gran problema- es que la simulada cámara se asienta sobre una sinagoga, con lo que las Asociaciones Judías poco han tardado en poner el grito en el cielo.

Desde mi humilde opinión, no creo que proceda dicha exposición en la planta de una sinagoga, pero tampoco me tiro de los pelos. La obra sería ideal para el Yad Vashem o cualquier otro museo recordatorio del mayor crimen de la historia de la Humanidad.

2 comentarios:

Libertariano dijo...

Estoy de acuerdo. Sierra es un provocador nato y un artista muy interesante. Su ideología es de extrema izquierda pero es cierto que "hace cosas" que ponen los pelos de punta a la progresía más pacata también.

En la Bienal de Venecia sólo dejaba entrar al Pabellón a los que tenían DNI español. La caras de sorpresa de los alemanes, franceses... al verse rechazados y ninguneados eran de antología.

Eli Cohen dijo...

Yo descubrí su obra cuando le pago 20 dolares a 10 personas por masturbarse delante de una cámara en La Habana.

Y, lo uqe más me llama la atención es a los límites a los que lleva su arte conceptual.