6.2.11

De Sostres a Vigalondo: el reflejo de una sociedad

El debate sobre los límites de la Libertad de Expresión en una sociedad que goza de dicho derecho democrático, resulta, cuanto menos, apasionante. La retahíla de artículos jurídicos, teorías filosóficas y políticas, argumentos morales, hechos históricos y demás bibliografía intelectualoide es, ciertamente muy necesaria para solidificar cualquier postura respecto a los límites de la libertad que nos ocupa. Y más de uno agradece ese retornar a la biblioteca, aunque sea la digital y tantas veces inexacta que crearon Jimmy Wales y Larry Sanger.

Twitter y Facebook, que son los atriles desde los cuales la sociedad civil irradia una voz y un protagonismo que no ha tenido en toda la historia de la humanidad y que trae de los pelos al establishtment político e informativo, en los últimos meses, y sobre todo esta última semana, se han dedicado de dar de hostias a varias figuras mediáticas. Y, en estos guantazos digitales a Sostres hace un tiempo y a Vigalondo hoy, hemos visto reflejadas las preferencias morales, a fuer de políticas, de esa sociedad civil internauta española que tanta fuerza está adquiriendo.






Al siempre polémico y polemista Sostres casi lo procesan por pederastia e infanticidio debido a unos comentarios jocosos, en una conversación privada fuera de antena, afirmando que la piel de las jovencitas de 17 rebota, es tersa y no huele aún a ácido úrico. Desagradable, puede. Pero no quiero extenderme en lo desagradable que es poner cualquier programa de griterío o reality de la televisión actual en donde lo de Sostres pasaría con la misma ferocidad que una temporada de la Abeja Maya. Y esos programas siguen y los tuiteros -yo entre ellos- no han dicho ni pio, y en Twitter se pía mucho. Pero concluyamos que, sí, es desagradable, y que cada uno es libre desde las redes sociales, de expresar su disconformidad con la actitud del catalán.

Una reacción parecida, surgió con fuerza en el asunto de Nacho Vigalondo, que bien por intentar llenar su cuenta de Twitter de followers, por autopromocionarse, o por hacerse el gracioso, bromeó con la negación del Holocausto -"El Holocausto fue un montaje"- y la fuerza de los twits y de los trending topics cayó sobre él de forma fulminante: El País canceló la campaña que Vigalondo dirigía y cerró su blog. Como bien ha expresado el rotativo de Prisa, Ninguna broma con el Holocausto. Se habrán olvidado en el diario de Forges, de El Roto, Ferreres...

Pero, del mismo modo que la masa twitera se lanzó contra él por sus comentarios nazis y negacionistas -que no sea nazi ni revisionista como ha declarado no significa que no pueda utilizar sus palabras y sus actitudes-, otra gran parte de la masa twittera encolerizó y hostigó a El País por su decisión argumentando que, se habían plegado a lo políticamente correcto. Incluso en El Mundo, he llegado a leer que nadie se puede meter con el lobby judío y conspirador sin ver perjudicado su puesto de trabajo -que se lo digan, por ejemplo, a Pedro Gomez Valadés, que echaron del BNG por defender a Israel-.

Esa misma población twitera que lapidó a Sostres por salido, ve como un atropello que cancelen la campaña de un cineasta por bromear y banalizar con el Holocausto y su negación. No es ya solo preocupante, es aterrador, que en una sociedad esté peor visto que se comente -en privado, no lo olvidemos- lo buenas que están las chicas de 17 que escupir sobre Seis Millones de víctimas masacradas de la forma más inimaginable a santo de hacerse famoso o simplemente el graciosillo. No ha sido una cuestión de Libertad de Expresión, nadie le ha demandado por su humor negro. Es una cuestión moral. A Vigalondo no se le habría ocurrido, por muy borracho que estuviera, bromear sobre los homosexuales o sobre las mujeres asesinadas por sus parejas. Meterse con los judíos mola, y cuidadito si se quejan.

Ya sabemos lo que pasa si no se quejan, Vigalondo bromeó con ello. Y no creo que se haya quedado en paro, puede que Público le contrate como columnista estrella.

Es inaudito, pero esto es lo que hay, y es con lo que nos ha tocado lidiar.

1 comentario:

TINTÍN dijo...

Hola,

la corrección política es una dictadura progresista que se ha salido de madre. Que Miss América pierda la corona por no aprobar el matrimonio homosexual, es un reflejo de esa censura llena de ideología, que impide la práctica del sano reproche moral a la mitad de la sociedad y a su vez le consiente todo a la otra mitad.

Ahora, después de impuesta esa dictadura, resulta que se quejan porque es demasiado estricta para dar rienda suelta alguno de los amorales que siempre se han sentido cobijados por ella. Por favor.

En el momento que uno es decente no puede querer ni lo uno ni lo otro.

Saludos