La victoria de Kadima
A estas horas, con colegios y sedes cerradas, comienza la resaca electoral. Ríos de tinta se han de verter sobre el resultado y las posterorioes profetizaciones y conjeturas sobre coaliciones, cargos, planes de gobierno y proceso de paz.
Kadima, el partido fundado por el convaleciente "Arik" Sharon, se ha hecho, como se preveía, con la victoria. Raspada victoria. Al menos, desde el prisma de las triunfantes encuestas. Pero, no es honesto olvidar que, pese a la victoria de Hamas en las legislativas palestinas y pese a la recaída del histórico general israelí, pese a su reciente fundación -un partido con sólo 4 meses- y pese al polémico desalojo en Amona, ha mantenido un mínimo de 29 escaños en un parlamento de 120 asientos y con una ley electoral que exige para estar representado en el hemiciclo un 2% de los votos.
Por detrás, con un programa fuertemente socioeconómico, se situan los laboristas, y su líder sindicalista Amir Peretz (20-21), con el que tendrá que contar Olmert para sus planes de desconexión en el West Bank.
La gran sorpresa, y no por ello buena, todo lo contrario, es el ascenso de los extremistas de Israel Betenu (13-14) con Avigdor Lieberman y su populismo racista, ocupando el espacio electoral dejado porla base clásica del Likud(11-12), el cual, se hundió estrepitosamente, a lo que Bibi es, junto con la huída de la mayoría de sus líderes a Kadima, responsable. Netanyahu no ha sabido llevar un discurso conservador y realista, ha sido excesivo y retórico, y ha querido agolpar todo el voto de la derecha israelí, incluyendo a la extrema y ultraortodoxa, y se ha estrellado. Y el choque ha sido fortísimo.
Una coalición de Centroizquierda es sin duda, a la vista de los resultados, lo que más le conviene a Israel. Olmert y sus futuros socios, deberán llevar a cabo las retiradas unilaterales, y arrinconar a los extremistas de Lieberman, que con su victoria personal, seguirán alimentando a las masas descontentas y sin norte ideológico con su verborrea demagógica y xenófoba.