Cuesta escribir unas palabras sobre el 60 cumpleaños del Estado de Israel. Se hace dificil bajo la inmensa sombra que ha desprendido en mí la pluma de Albiac, por ejemplo. También por los demás artículos magistrales como el de Jon Juaristi, el de Esther Bendahán, el de Rafael Bardají...o el que hoy se publica en la Tribuna Libre de
El Mundo con la firma de Elie Wiesel...
Pero el
Festival de Blogs para festejar este día -idea de
José, referente indiscutible en la blogosfera proisraelí- requiere un esfuerzo por mi parte. Qué menos.
¿Por dónde puedo empezar? ¿Qué parte de la epopeya debo comenzar a diseccionar? Porque, en suma, Israel fue, y es, una epopeya. Constante. Una aventura que ha costado litros de sangre y lágrimas, una odisea que ha demostrado al mundo que, mediante la lucha, el esfuerzo, el empeño, la tenacidad y el sufrimiento de todo un pueblo, el sueño de la libertad y la prosperidad es posible allá en donde se asiente. Aunque un oceáno de hostiles y salvajes enémigos estén constantemente al acecho. Aunque todo el globo, excepto contadas pero importantes excepciones, se conjure contra el proyecto, contra el sueño y contra, ahora, la realidad.
Una nación heroica, pues, es Israel. La más heroica y digna de este planeta. La nación con una ciudadanía consciente de jugarse la vida en cada esquina para defender su precioso régimen de libertades, garantías y prosperidad. Una prosperidad situada años luz, siquiera imaginable, de la de sus arcaicos vecinos. Pero, lo más grandioso de Israel, lo más milagroso es que, en 60 años de guerra, el Estado Judío no se haya ido al garete, ni se haya sumergido en el caos. Ni una sola regresión autoritaria o dictatorial en 60 años de guerras y terrorismo. Ni una sola guerra civil. Ni un sólo golpe de estado. Ningún país -ninguna sociedad- habría soportado tanta presión. Israel sí. ¿Ante qué no pueden estar preparados los judíos después de las chimeneas de Auschwitz?
Mientras escribía, pensaba en una foto. La más importante de la historia del judaísmo contemporaneo. Esta:
16:00 horas del 14 de Mayo de 1948. El día en el que David Ben Gurion no solo declaraba al mundo el nacimiento de una nueva nación. No sólo. Declaraba también, que jamás, JAMÁS, los judíos -después de haber sobrevivido al mayor intento de aniquilación de todo un pueblo nunca conocido en la historia de la humanidad- se doblegarán ante aquellos que quieran su destrucción.
Pero esta foto evoca también el gran sistema de defensa del pueblo judío, aquel que ha hecho que 2000 años de persecuciones, dolor e injusticia no acabaran con él: La Unidad.
David Ben Gurion, uno de los más grandes líderes del pueblo judío, adelantó un día la Declaración de Independencia del Estado de Israel -según la resolución 181 de la Asamblea General de la ONU, el 15 de Mayo entraba en vigor el plan de partición en dos estados: uno árabe y otro judío. Los judíos aceptaron, los árabes contestaron con una guerra en la que negaban los dos Estados, tanto Israel como Palestina- porque al día siguiente era Shabbat. Y lo hizo, a parte de la razón que mencionó Albiac, rendir homenaje a una tradición religiosa fundamental para sobrevivir como nación sin territorio, porque quería el apoyo de todos los sectores judíos de aquel entonces. Religiosos y no religiosos. Sefardíes y ashkenazíes. De derechas y de izquierdas. Judíos todos. Unidos.
Él sabía que lo que ha hecho al pueblo judío aguantar durante los siglos ha sido la Unidad. Un estado sin Unidad apenas llegaría a un par de semanas de existencia. Él, la logró -haciendo también grandes sacrificios como ordenar el hundimiento del
Altalena- y es una Unidad a la cual el pueblo judío, y la sociedad israelí, jamás han renunciado. Ni -espero- jamás renunciarán.
Este es el legado más grande de ese día. Más grande que todos los avances teconológicos, sociales, políticos, económicos y militares que ha tenido Israel. Más grande que representar un puntal de la libertad y la democracia en el mundo. Más grande que ser la única nación de Oriente Medio en donde un árabe goza de todos los derechos democráticos. Mucho más que todo eso. La Unidad fuerte y perseverante del pueblo judío en su cenit, en su máximo apogeo.
Para concluir este, mi aporte, al Festival Bloguero, dejaré una cita del mismísimo David Ben Gurion, mi preferida:
"En Israel, para ser realista, debes creer en los milagros..."
Feliz Día de la Independencia.