10.4.07

Crónica de Pesaj

Primero, siento las ausencias vacacionales. Convulsiones personales, sobre todo, se han interferido en mi actividad blogera, pero es que, como escuché en no se qué película, no se qué madrugada estival, la vida es como un plato de pescado, uno sabe que encontrará espinas...

El Pesaj para mí -y la Semana Santa para la mayoría- ha pasado, un año más, de soslayo. La festividad que conmemora la salida de Egipto y el nacimiento del pueblo judío como nación, se vive siempre con nostalgia:

...Este es el pan de aflicción que comieron nuestros padres en la tierra de Egipto todo aquel que tenga hambre que venga y coma....este año esclavos, el próximo año, libres, en la Tierra de Israel...

...cantamos todos los judíos antes de tomar el vino y el pan ácimo sabiendo, cada uno -desgraciadamente no todos- en lo más profundo de nuestros corazones que el sufrimiento y las injusticias forjaron nuestro destino, y que solamente, cuando hemos plantado cara y decidido luchar, defendernos y alzar al unísono la voz al mundo que no desapareceremos sin rendirnos, es cuando podemos llevar la cabeza alta y vivir con algo de tranquilidad.

Que yo, un judío universitario esté escribiendo esto, desde su casa, desde su ordenador, y en principio no le reporte consecuencias peligrosas ha costado mucha sangre. Si. Y me produce un dolor desgarrador olvidarme, en algún momento de mi vida, de que mi existencia es fruto de la lucha y viscisitudes constantes que padecieron mis semejantes a lo largo de la historia.

Semejantes como Guilad Shalit, Elad Reguev o Ehud Golwasser, por los cuales, después del cántico que mencioné, todos los que pudimos rezamos la oración que Shlomo Amar, gran Rabino de Israel, nos aconsejó para que los cielos ayuden al regreso de los héroes a casa.



Todo lo dice este video promocional de FreetheSoldiers y la frase que nos encontramos de cabecera en el website:

They went to war to save us. Now, it's our turn to save them

¿Soy digno de su sacrificio?

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