20.9.11

Tercera semana: It's not about the land, it's about the people

Los días en Israel trascurren apacibles. Hay una relativa calma -cuántas veces hemos leído esta coletilla en los medios- y puede durar hasta después de la votación en la Asamblea General de la ONU sobre la declaración unilateral del Estado Palestino en las fronteras anteriores a 1967. La batalla política en internet la estoy dando en el blog de ACOM. Aquí y aquí podéis leer mis últimos posts.

La semana pasada asistí a un acto de Netanyahu en conmemoración de los diez años del 11-S. También asistió el embajador estadounidense, Daniel Shapiro. La seguridad en el evento era impresionante. Bibi deleitó a los asistentes con la oratoria y mensaje vehementes que acostumbra: "Esta es la lucha de nuestro tiempo". El premier israelí es un líder fuerte, gusta a sus votantes  y tiene principios sólidos. Puede que las protestas por los altos precios le desgasten, pero los israelíes en su mayoría, dado el acoso incesante a la nación, desde Turquía hasta la Asamblea General de la ONU, pasando por Hamas o el ataque a la Embajada en El Cairo, no confían en otro político que pueda manejar la situación. O esa es  mi percepción cuando hablo de política con mis conferenciantes, con mis profesores de Ulpan, con los ciudadanos de a pie...


El Shabbat lo pasé en Tel Aviv, en casa de unas amigas españolas que también vinieron a vivir a Israel. En la cena éramos unos veinte jóvenes de 9 nacionalidades distinas, incluyendo a Raul, un chico español no judío que lleva nueve meses trabajando en Tel Aviv. Espero entrevistarle porque su visión de Israel es muy interesante y enriquecedora. Evidentemente, me confirmó que tenía otra visión, completamente distinta, antes de pisar Tierra Santa. Suele pasar.

Desde el Begin Center veo la Ciudad Vieja todos los días. También paseo por ella, y descubro por ejemplo en el mercado árabe, cómo el comercio es una buena herramienta para la paz: En una misma tienda, puedes ver camisetas de Palestina y de Arafat junto a camisetas del ejército israelí. El profit no conoce de política o de odio. Pese a que el odio, de una parte hacia otra, es la principal causa de este conflicto, y no la tierra, como confirmó el embajador de la OLP en la ONU el 14 de septiembre al afirmar que la futura Palestina no habrá judíos. Hablar en hebreo al día siguiente con los árabes que trabajan en el Begin Center me hace creer en Israel y en el proyecto sionista más que nunca. Supongo que lo mismo pensará alguno entre el millón y medio de árabes israelíes.

Hoy el antiguo director del Jerusalem Post, David Horovitz, un tipo sencillo, que viste como un inglés que viene a hacer senderismo a España en marzo,nos hace una visita. Nos cuenta que la Segunda Intifada tenía la intención de hacer emigrar a los israelíes atacando su modo de vida. También afirma que Ahmadineyad debería estar procesado, sino perseguido, por conspiración para cometer genocidio, según la Convención de prevención del Genocidio. Intenta analizar el posible futuro tras la votación en la ONU. Es realista pero sin llegara ser pesimista. Los reservistas se han movilizado en algunas zonas ante el posible estallido de la violencia. Sus respuestas son muy largas, pero me gusta cómo habla. Vuelvo a casa en un bus que pasa por Mea Shearim y Geula, los barrios religiosos por excelencia. Muchos cuando suben al bus rezan un salmo. Aun persiste en la memoria de los israelíes los años más negros de la Segunda Intifada, cuando los suicidas se inmolaban en autobuses matando y asesinando a todo el que estuviera dentro. Y a mí tampoco se me olvida lo que los medios decían entonces, lo que muchos buenos profesionales afirmaban: es una respuesta a una situación desesperada. Qué maldita gracia que te digan que tu amigo, tu hijo, tu hermano o tu mujer murió porque se lo merecía, porque si además era votante de derechas u ortodoxo, qué decir colono, su muerte era un acto de justicia.

En el iPod suena November Rain. Aquí no suele llover mucho en Noviembre, ni siquiera en todo el año. Peor si llueve dentro de mi cabeza: Ideas, vivencias, recuerdos, canciones, películas, sueños, reflexiones...Israel es una lucha constante por la vida. Es un país maravilloso, realmente hermoso, único, pero nunca nadie dijo que fuera fácil.

Al atardecer suelo hacer ejercicio en los jardines de mi edificio. Las voces de los imanes retumban por toda la vecindad, las estrellas caen y de lejos se ve la Cúpula de la Roca. Por un momento crees que hay paz. O que los árabes ganaron en el 48. Hablo con Jonah, mientras observamos Jerusalén desde el Monte Scopus. Me cuenta el periplo de su padre, que escapó de Irán en 1979. Platicamos sobre una posible solución al conflicto. Y repetimos la consigna de Simón Peres: "It's not about the land, it's about the people"

8.9.11

Mi llegada a la Start Up Nation

Pues sí. Después de años dudando y demorando la decisión, he venido a vivir a Israel. No he hecho Aliá (no me he nacionalizado israelí) pero ya veremos qué depara el futuro. Por ahora, voy a trabajar durante un año en el gobierno del Estado de Israel. Vengo a aprender, a mejorar y a vivir una experiencia incomparable que llevo años deseando -desde que, siendo un adolescente, lloré con Éxodo de Otto Preminger.



¿A casa?


Y es que, ya vengas como turista, a vivir, a estudiar o incluso a hacer negocios, Israel es una experiencia única. Por ejemplo, al hacer escala en Bruselas, me perdí por las terminales -yo y mis despistes, en fin- y pregunté a un policía belga por mi zona de embarque, el me preguntó  a donde iba, y al contestarle Tel Aviv, espetó en hebreo:

-Habaita? (¿a Casa?)

Este tipo de anécdotas en Israel -y camino de- son muy comunes, tanto que es una pena que no puedo retenerlas todas porque pasan muy a menudo. Otro ejemplo significativo, sucedió cuando me pasé por una manifestación en Jerusalem  -me niego a llamarles indignados israelíes-  y estuve hablando con un chico joven, propietario de una empresa de marketing en Internet y e-commerce, cuyo padre es de Tánger y conversamos en español y Jacketía -dialecto de los judíos que vivían en el Marruecos español- sobre España, la situación económica...su novia había nacido en Israel pero sus abuelos eran judíos expulsados de los países árabes después del establecimiento del Estado de Israel -ese millón de judíos de los cuales nadie se acuerda mucho.


Melting pot

Israel es el país más cosmopolita del mundo. Un melting pot en toda regla. Yo vivo en el Monte Scopus, Jerusalem, justo encima de la linea de armisticio de 1949, rodeado de barrios árabes (Sheij Jarrah, Wadl Al Joz...) y viajo a diario en el autobús con árabes, como en restaurantes junto a árabes, me siento en parques al lado de árabes y comparto la ciudad con ellos. Si te sientas a comer un shawarma o tomar un café en Ben Yehuda, la principal calle de Jerusalem, verás pasar a religiosos, estudiantes, soldados, turistas, hippies, skaters, ancianos, trabajadores, árabes, periodistas...podrás comprobar como una de las principales tiendas de la calle se llama Irán, y seguramente encontrarás a más de uno que hable español, o al menos que te haga una mención sobre el Barça o Messi -el Barça, pese a Qatar Foundation, es el equipo de fútbol nacional aquí-, quizás desalojan el restaurante que está justo al lado del tuyo porque alguien se dejó una mochila y en cuestión de minutos traen un robot para manipularla-Israel es un país en el cual, si olvidas tu mochila no te la roban, sino que lo más probable es que la hagan estallar-  y sólo en lo que tardes en consumir lo que pediste.

Cada esquina que cruces en Israel es un trozo de historia viva. Hay miles de placas para recordartelo, incluso una plaza dedicada a los Reyes de España. Es recomendable contratar un guía que te explique todas las peculiaridades de, en palabras de Joan B Cullá, la tierra más disputada. Porque es así, es Jerusalem el nudo gordiano del conflicto, y sobre todo esa pequeña ciudadela, especialmente el Monte Moriá, en donde, entre otras cosas, según la Torah, comenzó la creación del mundo.

Comenzando


Antes de trabajar, tengo un mes de orientación en el Menahem Begin Heritage Center, una especie de fundación-think tank, situado en frente de la Ciudad Vieja. El centro es nuevo, amplio, frío, confortable y muy profesional. Posee un museo, aulas, sala de conferencias, otra para grandes eventos...Allí recibo clases de hebrero y un Curso en Historia y Política de Israel con conferenciantes realmente buenos, como el Dr. Edward Breuer o David Mendelson. El director de la fundación, Herzl Makov, nos aconsejó que : the best learning is experience, y a la vez, hizo gala de uno de los secretos del éxito económico de Israel: el trabajo duro, la experiencia, la falta de miedo frente al error.  Mis compañeros son de todas partes del mundo, desde Sidney hasta Michigan pasando por París o Moscú.

El segundo día hicimos un tour por Jerusalem, en donde pudimos apreciar más de cerca los contrastes y la historia de una de las ciudades más fascinantes del mundo. Pasamos por barrios de haredim (ultraortodoxos) como Mea Shearim, en donde sus vecinos viven como hace 200 años lo hacían en Polonia o Rusia, pero usan coches, móviles, electrodomésticos, ordenadores.. . No les gusta que vayan los periodistas con cámaras porque no les gusta sentirse como animales de zoo. No es este el post en el que hablar sobre las controversias entre la comunidad haredí y el resto de Israel. Prometo análisis no sesgado sobre ello. Tengo que aprender más sobre las raices de las mismas. Pero los haredim son otros de los contrastes que se aprecian en Jerusalem: árabes y judíos, laicos y religiosos, empresas de high tech y  edificios milenarios...

Y las vivencias no dejan de sucederse. Yuval, un amigo israelí, cuyos padres son sudafricanos y trabaja en Begin Center, me contaba hace dos días,  mientras volviamos de casa de un compañero brasileño que va a trabajar en la Presidential Conference'12 en bus, cómo fue su experiencia como sargento de su unidad de tanques durante la Operación Plomo Fundido. Confesándose izquierdista y contrario a la presencia judía en Cisjordania, -y trabaja para el Begin Center, aunque dice que la figura de Begin está por encima de ideologías porque fue un estadista y hombre de honor- me narraba horririzado cómo se escondían los líderes de Hamas en los sótanos de edificios habitados por civiles y cómo las lanzaderas de cohetes se situaban en las azoteas de los mismos. Me dijo que, con sus propios ojos, jamás ha visto un crímen de guerra por parte de Israel o una acción moralmente denigrante. Yo le dije, que pese a que me congratulaba de ello, el Tzahal es un ejército y puede cometer errores y abusos. Estuvimos de acuerdo en que los soldados israelíes son los únicos  a los que medio mundo les exige ser ángeles.


Start Up Nation


Es curioso como, hasta hace poco, los judíos que venían a vivir a Israel raramente lo hacían por encontrar una vida mejor materialmente y económicamente hablando, lo hacían por idealismo o escapando de alguna situación peligrosa o persecución. Pero hoy día, como podemos comprobar en el libro de Dan Senor y Saul Singer, Start Up Nation, los olim jadashim (nuevos inmigrantes) vienen ahora buscando oportunidades de trabajo y prosperidad económica. El índice de paro en Israel es del 5,8% y hay más empresas israelíes en el Nasdaq que indias, británicas y chinas juntas. Pese a que la sociedad protesta por los costes de vida (alimentación y alquileres son carísimos) aquí todo el mundo trabaja, y la pereza no es una opción. Hay mucha facilidad para la creación de empresas, solo dos días, y un gran mercado laboral en el mundo del Non-Profit (sin ánimo de lucro).

Amos Gilboa, que comandó la unidad drusa del Ejército de Israel en la Guerra de Yom Kippur, nos advertía de cómo son los primeros meses en Israel: la primera semana vives un sueño, besas el Muro de los Lamentos, visitas lugares históricos en donde los judíos lucharon y trabajaron por ser libres...la segunda semana, echas de menos tu casa y te preguntas qué haces aquí, y en la quinta semana ya entras dando codazos al autobús y coges el caracter rudo del israelí medio. No hay que olvidar que en Jerusalem hay hombres con corazón de piedra, y piedras con corazón de hombre.

Ya veremos.