El fin de semana lo tuve imposible. Sin descanso. Quise dedicar unas palabras a este héroe cuya alma se apagó en el centro de Damasco, ahorcado bajo la mirada de los televisores de todo el mundo, en 1965. Ahora lo hago, aunque mis palabras no sean nada ante su grandiosidad.
Eli Cohen. Me llamo como él. No lo merezco.
Ni por asomo.
Daniel, del ya mítico -ser mítico en vida es un privilegio que pocos alcanzan- blog Herut, posteó un pequeño homenaje. Yo, he encontrado en You Tube, un video bastante original sobre sus inicios.
Aun recuerdo, hace unos cinco años, inmerso en una de esas madrugadas veraniegas de cine, aire acondicionado, lecturas y nostalgias, leí, maravillado, el legado de este judío nacido en Egipto que decidió dar su propia vida por salvaguardar la de su nuevo hogar, Israel. El legado, de uno de los espías más grandes de la era contemporanea. El legado,en definitiva, de alguien que tiene el privilegio de situarse en la cima del heroismo judío junto a Mordejai Anielewicz o Simon Wiesenthal.
Nació en Alejandría, hijo de padres sirios. Tuvo que huir de Egipto tras la crisis del Canal de Suez en 1956. Sus padres fueron a Israel en 1949, pero el se quedó en Egipto para continuar con su trabajo activista en pos del judaísmo y del sionismo. Valores fuertemente inculcados por sus progenitores.
Es llamativo que fuera rechazada su solicitud de ingreso en el Mossad. Fue el legendario director de la organización, Meir Amit, quien decidió readmitirle, entrenarle y encomendarle la más dificil de las misiones para un espía: infiltrarse en las líneas del más acérrimo enemigo y conseguir información militar ultrasecreta.
Eli Cohen, que se convirtió en el exportador sirio Kamel Amin Taabes, viajó primero a Buenos Aires para su coartda. Posteriormente, se estabelció en Siria, en donde empezó a ascender en la oligarquía que dominaba el país. Envió fotografías a sus mandos en Israel de los búnkeres en donde Siria guardaba la artillería de largo alcance de origen ruso, hizo amistad con el sobrino del entonces dictador sirio Hafed al Assad, y consiguió los planes del ejército sirio para conquistar el norte de Israel. La información no tenía precio.
Incluso, el mismo Assad, quiso nombrarle Viceministro de Defensa.
Una noche de enero de 1965, con un una unidad móvil de intercepción rusa, de las más sofisticadas de entocnes, los sirios capturaron al espía israelí mientras transmitía por radio desde su habitación. Le obligaron a enviar mensajes falsos a Israel, pero lo que hizo fue advertir de su captura. Tres dias después Siria declaró que le había apresado. Pese a los esfuerzos de Meir Amit, de las presiones diplomáticas -hasta el Papa pidió que no se le asesinase- un 18 de mayo de 1965, después de recibir y soportar solo Dios sabe que tipo de torturas e interrogatorios indescriptibles sin soltar palabra alguna sobre su misión o secretos israelíes, después de ser procesado por espionaje y condenado a muerte, fue llevado al centro de Damasco para ser ahorcado públicamente. Lo retransmitieron las televisiones del mundo entero. Su mujer, Nadia, intentó suicidarse al verlo. Le salvaron la vida en el hospital.
Su cuerpo quedó colgado en el cadalso durante un día. Se le puso una pancarta al cadaver con soflamas antijudías y antisionistas. Desde entonces sus restos siguen en Siria, sin que los esfuerzos de Israel hayan surtido efecto alguno. Incluso, un alto funcionario sirio ha afirmado que es imposible localizar el cuerpo puesto que se construyenron urbanizaciones encima de su fosa.
Ninguna nación, ningún pueblo, ni siquiera ningún ejército es consciente del trauma moral y existencial que supone para Israel, y en especial para el Tzahal, cuya primera regla es que nunca, NUNCA, se deja a un compañero atrás, vivo o muerto, que sus restos mortales estén en el exilio y sin recibir un sepelio adecuado. La repatriación de los restos de Eli Cohen será una lucha que jamás dejará de lado Israel ni el pueblo judío. Como otras más urgentes que libra en la actualidad.
Su legado, su obra, amén de ser la ayuda estatégica vital que Israel necesitó para propinar a los países árabes vecinos que ansiaban su destrucción, una victoria aplastante -landslide- en la Guerra de los Seis Días, supuso la exteriorización de los valores judíos más supremos, como el sacrificio por los demás poniendo en juego su propia vida, dejando un estandarte heroico, épico y por supuesto dramático para la posteridad del pueblo judío.
Descanse en paz, donde quiera que esté, y que, con ayuda de los cielos, reciba pronto la sepultura que se merece en su Tierra, en su país, por el que luchó y por el que murió.
Zijronó lebrajá.
22.5.07
42 años, de su muerte. Prosigue la lucha...
Publicado por
Eli Cohen
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en
1:54 a. m.
Etiquetas:
Heroes judíos,
Historia,
Israel,
Sionismo
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7 comentarios:
La lucha entre el bien y el mal continua, entre lo humano y lo innombrable, entre el hombre y el judio, entre la peste y la vacuna.
Muchas gracias Eli. Me abrumas con lo de mítico. No creo que merezca ese apelativo. Genial post.
Claro que si Daniel. Por supuesto que lo mereces.
Fuiste el blogger que más sufriste los asedios y envestidas cibrenéticas de los islamistas, y sigues ahí, de pie y luchando.
Gracias a ti.
Shalom
Acaso se creen los musulmanes que con haber colgado públicamente e intentar denigrarlo de esa forma lograron su objetivo. Qué lejos se quedaron, la grandeza de Eli Cohen iba con su propia muerte, la inmensidad de su entrega no tiene capacidad el mundo musulmán para calibrarla, porque él la hizo en conciencia, saberdor de lo que podría pasar si estos vesánicos caían en la cuenta, pero no han podido calibrar que su legado ha sido mil veces mil superior al daño que pretendieron. Su cuerpo colgado de forma canallesca habla y estos monstruos no comprenden su lenguaje. Pretendiendo ofender su memoria sólo consiguieron engrandecerla de forma eterna. Fueron y son necios. Qué lejos viven de la verdad y qué cerca de la ignorancia. Ese es su mal irresoluble.
Los héroes de Israel lo son de todos, Eli. Son los espartanos en las Termópilas, y además no van a perder la batalla. Nosotros somos el resto de Grecia.
Honremos a Eli Cohen y a los demás caídos en la eterna batalla entre la luz y las tinieblas, porque pasarán a la historia como Leónidas.
Que Dios les bendiga.
Eli,
Fascinante la historia de este heroe, al que conozco gracias a tu blog.
Solo comentar que, sin llegar al extremo de este heroe, la gente como vosotros -Eli, Daniel, Jose, PacoBetis y tantos otros que sin duda me dejo atras- sois sin duda los soldados de primera linea de esta guerra mediatica y de Hasbara. De forma desinteresada, haceis una labor dura, dificil y a menudo desagradecida que los demas, por falta de tiempo o energia, no podemos desarrollar.
Por eso os mereceis todo mi respeto, apoyo, admiracion y agradecimiento. Y seguro que el de muchos otros lectores tambien.
Shalom javer
Raul
nfinitas gracias querido Raul, tus elogios me han sonrojado!!
Shalom a ti también amigo
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